La polémica por los aplazos. Todxs a marzo
por Diego
Valeriano
Que te pongan un 1 da
cierto status. En contada ocasiones alguien que recibe un 1 se siente mal,
estigmatizado, culpable, en falta o algo por el estilo. El 1 es una decisión
del pibe, no del docente. ¿O acaso los docentes creen que ponen las notas?
Hay una docente de
plástica que fue suspendida por poner varios aplazos ¿Qué esperaba? La tendrían
que haber ajusticiado sus propios colegas. Hay que ser resentida para ser
docente de plástica y ponerle baja nota a lxs pibxs. Tan resentida como cada
una de las voces que se alzaron contra la medida de quitar los 1,2 y 3. Piden a
gritos sanciones a pibes de 8 años. Tan resentidamente progresista como cada
uno de los que defendió la medida. Piden a gritos que seamos comprensivos con
nenas de 9. Mientras tanto lxs pibxs nos miran de reojo, son cínicos y
bellamente calculadores.
La escuela es una
permanente feria de novedades. Lxs pibxs con sus mensajes urgentes del futuro,
cada día llegan más hechos y más dispuestos a hacerla. La escuela es el lugar
donde se pone en juego lo aprehendido. Mientras los expertos de ambos bandos
discuten, en la escuela se sigue haciendo mundo a pesar de ellxs. El 1 es del
que decidió hacer algo. Del pibe que desertó de cumplir con las formalidades
que le demandan. El 1 se exhibe. Es una cicatriz que nadie esconde.
Inclusión y calidad
educativa son un par contradictorio bastante mentiroso a la hora de hablar de
la escuela. Lxs pibes van a otra cosa. Para las maneras adultas la escuela es
un lugar sagrado, inamovible de discusión mediática política. A nadie se la cae
una idea nueva, justamente por lo sagrado de la educación. ¿Quién se anima a decir la educación no sirve para una mierda
y la escuela es pura utilidad vital?
Se juega como se vive
El 1 sirve y el 10 también. El 5 es de tibios. Lxs pibes saben qué hacer con
ellos. Y si cambian, también van a saber qué hacer. Van a otra velocidad. Como
reales hacedores de la escuela, perciben la desorientación de los expertos,
huelen el miedo docente, recalculan todo el tiempo, disfrutan de las
obligatorias proximidades inauditas y hacen del paso obligado por la escuela el
mejor lugar vital posible.