Ecuador: Ecos de la involución ciudadana


por Alberto Acosta



“El FMI es el perro guardián del capital financiero”

Rafael Correa. Universidad Técnica de Berlín, 16 de abril de 2014


Luego de ocho años de ausencia el Fondo Monetario Internacional (FMI) retomó sus revisiones anuales de la economía ecuatoriana, como lo establece el artículo 4 de su Carta Constitutiva. Ese artículo establece que es función del FMI y es obligación de los países hacer esta revisión anual. Depende de cada país si se publica el informe completo o no. Igualmente el cumplimiento de las recomendaciones no es formalmente obligatorio, aunque resulta indispensable para asegurar un crédito o la colocación de bonos en el mercado internacional, para citar un par de ejemplos de los requisitos que se derivan de estas revisiones.

En concreto, el FMI acaba de realizar su tarea en Ecuador. Lo especial y llamativo de esta situación, a más de ser un hecho inédito durante la “revolución ciudadana”, fue el pedido del Gobierno ecuatoriano para que esta revisión se la hiciera “a distancia”, desde Washington, ciudad sede del FMI. Las entrevistas a observadores y analistas económicos de Ecuador se hicieron telefónicamente o vía Skype. La aprobación de este procedimiento es excepcional y por supuesto para este Gobierno guardar las formas es fundamental. Rara vez el FMI realiza su revisión sin una misión que visite el país. Pero parece que fue parte del acuerdo logrado entre el FMI y el Gobierno de Rafael Correa para “cumplir con una revisión regular”.

Como informa un boletín del FMI del 28 de mayo del presente año2, en meses anteriores, las autoridades ecuatorianas y las del Fondo sostuvieron discusiones constructivas para explorar las vías que podía permitir el cumplimiento del mandato establecido en el mencionado artículo 4, es decir el monitoreo de la economía ecuatoriana.

Fue evidente que el “reinicio” de las revisiones regulares del FMI era importante para que el Ecuador pudiera emitir los Bonos 20243, que salieron algunas semanas después del primer anuncio de reinicio de relaciones de Ecuador con el FMI. El 26 de marzo, el FMI ya había hecho notar el incumplimiento de Ecuador respecto a dicho artículo 44 y era imposible que se concrete la emisión de los nuevos bonos con relaciones con FMI totalmente rotas. El Ecuador se encontraba técnicamente en “pecado”, es decir en moratoria, y eso solo podía ser resuelto con la absolución del FMI.

Hay que tener presente, además, que el equipo económico ecuatoriano, encabezado por el ministro Rivera viajó a Washington e inició reuniones el mismo día lunes 2 de junio, cuando salió en Bloomberg la noticia del Gold Swap u operación con el oro de la reserva monetaria internacional, con Goldman Sachs.5

Una lectura apretada del boletín del FMI

Seguramente como Ecuador no autorizó la publicación del informe del equipo del Fondo, el FMI puso en circulación un Boletín de Prensa. Queda claro, en primer lugar, que el Gobierno de Correa actúa igual que los gobiernos de la partidocracia. No solo porque acepta el monitoreo de la economía nacional, sino porque no difunde los informes que prepara el Fondo. En una verdadera democracia esto sería lo mínimo que se puede esperar, para que cada quien haga la lectura que crea conveniente.

Además, es indudable que el Gobierno quiso que el tema pase desapercibido. Por eso el ministro de la propaganda del Régimen, cuando se debatía este asunto en un programa radial matutino, intervino para tratar de desmentir lo sucedido. En concreto reclamó porque no habría habido ninguna misión, lo que a todas luces si existió, aunque esta no haya venido físicamente al Ecuador, como anotamos anteriormente. Imposible tapar el sol con un dedo.

No se puede dar la “apariencia” de haber regularizado relaciones con FMI para poder completar la emisión de Bonos 2024 y negarlo simultáneamente, para que no les acusen ahora de haber aceptado las “misiones” del FMI; no hay duda que para el equipo de propaganda del Régimen ésta es otra rueda de molino difícil de digerir… como lo es el TLC con la UE, el negocio del oro de la reserva monetaria, el retorno al Banco Mundial, la explotación de petróleo en el Yasuní… Todas decisiones abiertamente contrarias a los planteamientos fundacionales de un Régimen atrapado en su verborrea.

Por esa razón nos tenemos que referir exclusivamente a lo que plantea el FMI en ese corto boletín.6 En donde, en su estilo –políticamente correcto y encriptado–, el FMI sintetizó los resultados de revisión del artículo IV (así se lo llama).

El 30 de julio de 2014, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la Consulta del Artículo IV(1) con Ecuador. Sinteticemos algunos puntos:

·        Ecuador ha logrado importantes avances económicos y sociales en el transcurso de la última década.
·        La inflación ha descendido gradualmente.
·        La estabilidad financiera, lograda mediante la dolarización, ha sido preservada y, sumada a un bajo nivel de inflación, un crecimiento sostenido y un mayor gasto social, ha ayudado a reducir la pobreza y mejorar los indicadores sociales.
·        El alto nivel de los precios del petróleo en los últimos años ha generado ingresos extraordinarios que han apuntalado la balanza de pagos y las cuentas fiscales, facilitando un mayor gasto público.
·        Tras recuperarse con fuerza del impacto de la crisis financiera mundial, el crecimiento se ha moderado en cierta medida en los últimos dos años.
·        La tasa de desempleo descendió a un mínimo histórico, en tanto que los salarios reales siguieron en alza.
·        Ha vuelto a registrarse un déficit fiscal pese a una recaudación activa de ingresos tributarios.
·        El mayor gasto de capital aumentó el déficit fiscal a 4,7% del PIB, y ese déficit se financió principalmente con préstamos de China.
·        La deuda pública bruta de Ecuador se situó en 24,4% del PIB al cierre de 2013, cifra que es baja en comparación el nivel de endeudamiento de otros países de la región.
·        El crédito al sector privado y la rentabilidad de los bancos disminuyeron, pero el sistema financiero sigue siendo saludable.
·        Se prevé que la economía crecerá (…), pero las perspectivas son menos favorables que en el pasado dado que se espera un descenso de los precios del petróleo y un aumento a mediano plazo de las tasas de interés en Estados Unidos.
·        Los riesgos para las perspectivas están equilibrados en términos generales.
·        La capacidad para hacer frente a estos riesgos está limitada, dada la ausencia de una política monetaria en una economía plenamente dolarizada y la escasa capacidad para reaccionar en el ámbito fiscal.
·        Por el lado negativo, un aumento más pronunciado de las tasas de interés en dólares de Estados Unidos (y un fortalecimiento adicional del dólar) podría poner en riesgo las perspectivas y la competitividad.
·        Por el lado positivo, las tensiones geopolíticas podrían elevar los precios del petróleo, lo cual apoyaría el crecimiento y mejoraría la posición fiscal.
·        Si bien el sector público ha sido un importante motor de crecimiento en los últimos años, es necesario que el sector privado asuma un papel más protagónico para evitar potenciales desequilibrios fiscales y externos.
·        El surgimiento de considerables déficits fiscales exige austeridad en los planes de gasto público, y la moderación del gasto corriente es necesaria para permitir la ampliación del plan de inversión del sector público.
·        El fundamento del plan consiste en lograr a la larga una reversión de la disminución prevista de los ingresos provenientes del petróleo, no solo mediante el aumento de la producción de crudo sino también mediante la sustitución de las importaciones de combustible y la diversificación de los recursos energéticos.
·        En el sistema financiero, sería importante que la nueva legislación y normativa bancarias respalden las perspectivas de crecimiento.
·        Dado que es necesario que la economía atraiga dólares de Estados Unidos como divisa, se debe considerar adoptar otros controles sobre los flujos externos al sistema financiero y eliminar gradualmente las restricciones sobre las transacciones en moneda extranjera.

Lo leído ratifica el espíritu fondomonetarista prevaleciente. Ven como positivos algunos logros, pero a la vez, sin dejar de adelantar algunas reflexiones sobre potenciales amenazas, ratifican su posición a favor del sector privado, de un moderado y hasta austero gasto público, de una revisión de los subsidios, de la eliminación del impuesto a la salida de capitales…

En síntesis, es imposible desconocer la matriz ideológica de la que parten estas observaciones. Sin haber estudiado el informe completo, se puede asegurar que, como siempre, sus previsiones son inexactas y, peor aún, que sus sugerencias de política económica provienen del mismo recetario recomendado por el FMI desde siempre y en todo lugar. Recetario que responde a dogmas orientados principalmente a reducir la participación de los estados en las economías y promover a los grandes capitales privados. Recetario que además ha demostrado ser perverso con el desempeño económico e incluso inhumano, basta observar, para poner un ejemplo actual, el descalabro económico y humanitario que viven países como Grecia al hacer caso al recetario fondomonetarista.

Se ve también como los medios de comunicación –privados y gubernamentales– publican en generosos espacios lo que dice el FMI, como que le estaban extrañando desde hace rato... al igual que a algunos analistas que ven ratificados muchos de sus cuestionamientos, aunque tienen que aceptar a regañadientes algunos logros de la política económica gubernamental.
El leguaje del FMI no solo que es diplomático, es complejo y hasta enredado para quienes no conocen el trajinar del Fondo. Hay expresiones que, pareciendo positivas, son negativas en este “lenguaje”. Pero analistas internacionales las conocen e interpretan bien, sobre todo para la calificación de “riesgo país”. Por ejemplo lo de observaciones de “varios” Directores sobre los “riesgos balanceados” (?), que concluyen en la necesidad de constituir un fondo de contingencia para posibles shocks externos. En esa línea aparece también aquel punto en el que el Fondo habla de la “urgente prioridad” de fortalecer el sistema contra el lavado de activos; en el boletín en inglés este último énfasis es más claro7, lo que podría dar paso a una especulación sobre un posible endurecimiento en octubre próximo de las calificaciones del GAFI, Grupo de Acción Financiera Internacional, organismo encargado de revisar las políticas de lavado de activos a nivel internacional.

Es llamativa también la mejora de calificación de S&P de B a B+ 8 que se hizo pública el mismo día que salió el boletín sobre los resultados de la revisión del FMI. La mejora de riesgo de S&P (inentendible técnicamente con este boletín, pero ya conocido procedimiento de calificadoras de riesgo en estos días) también suena, por decir lo menos, a manejo mediático “inteligente”...

Una pregunta que surge es por qué el FMI se prestó para que banqueros/inversionistas compren los Bonos 2024. Es decir por qué aceptó como real la situación económica del país, para que pueda ser parte de un uso mediático. Hay varias explicaciones posibles. La debilidad del FMI, al menos en América Latina, es inocultable. También, como comentan conocedores del mundillo financiero internacional, el FMI facilitó las cosas a Ecuador justo en un momento de enorme debilidad de Argentina, acosada por los fondos “buitre” y la Justicia de los Estados Unidos, para no alentar otro foco de inestabilidad. Y por cierto, no es descabellado sostener que el FMI, como ya lo hizo hace poco el Banco Mundial, puso de su parte porque está muy contento de recuperar en su redil al Ecuador, gobernado justamente por el mismo presidente que pareció que asumió una posición soberana y digna al inicio de su gestión.

Los lobos sueltos en el gallinero

Cuando se despidió con viento fresco al FMI (y al Banco Mundial) en el abril de 2007, el presidente Rafael Correa fue categórico: “No queremos saber más de la burocracia internacional. Ahora la nación recupera independencia para dictar su política económica”.

El Gobierno canceló una deuda 11,4 millones de dólares al Fondo y juró no volver más. Razones le sobraban. Luego, con la realización de la auditoria a la deuda externa, se estableció documentadamente que en todos los niveles de la misma se habían registrado graves situaciones de ilegalidad e ilegitimidad. Esto incluía al FMI y por cierto al Banco Mundial.
Ahora, aprovechando de este reencuentro del Ecuador con el FMI, recordemos algo de historia para saber con quién estamos tratando.

Luego de su creación en 1944, con el transcurso del tiempo, el FMI, creado principalmente para enfrentar los problemas coyunturales de la balanza de pagos, comenzó a incursionar en campos más amplios y de largo plazo, confundiendo sus espacios de acción con los del Banco Mundial. Este último, creado para ofrecer soluciones estructurales a los países devastados por la guerra mundial, con el tiempo asumió el financiamiento de proyectos de desarrollo, a través de los cuales empezó, a su vez, a aplicar las llamadas condicionalidades de tipo coyuntural y de política económica de corto plazo.

Así, el FMI y el Banco Mundial se constituyeron en instrumentos importantes para el funcionamiento de la actual división internacional del trabajo y para la transnacionalización de sus relaciones, en especial para impulsar los flujos de recursos financieros, indispensables para mantener y ampliar el comercio internacional.

El FMI, creado con la finalidad de regularizar y estabilizar las relaciones monetarias y financieras de sus países asociados, recién al finalizar los años cincuenta y, sobre todo, en la década de los sesenta empezó a orientarse sistemáticamente hacia los países subdesarrollados, que presentaban dificultades en sus balanza de pagos. A partir de esos años, los países latinoamericanos comenzaron a recurrir con más frecuencia al endeudamiento externo para financiar sus programas de industrialización. Ya en aquella época desarrollista, se fue institucionalizando el sistema de condicionalidades, que paulatinamente se fue endureciendo.

Tal el origen de lo que luego podríamos llamar “fondomonetarización” de América Latina. Desde entonces el FMI fue asentando sus cimientos en calidad de gran controlador financiero internacional, por eso fue y es indispensable tener su visto bueno para poder refinanciar y renegociar la deuda o para conseguir créditos frescos. Su tarea, en síntesis, estuvo y está orientada a consolidar el proceso de transnacionalización de las economías latinoamericanas.

El paso del FMI por el Ecuador está ampliamente documentado9 y las críticas son por demás contundentes, bastaría con recordar las arremetidas del actual presidente de la República, incluso estando ya en funciones.10 El Fondo acompañó al país desde la crisis bananera de fines de los años cincuenta y principios de los setenta del siglo pasado, hasta 1972, cuando empezaron las exportaciones de petróleo amazónico. Volvió a aparecer con fuerza a raíz de la crisis de la deuda externa en el año 1982 y nos acompañó hasta el año 2007, cuando Ecuador comenzó a experimentar un nuevo y sostenido boom petrolero. En ambos casos, sus políticas no resolvieron los problemas, es más, muchas veces los ahondaron.

El FMI ha jugado un papel fundamental para apoyar los intereses externos de los Estados Unidos, como lo demostró el Informe Metzler del Congreso estadounidense. Y todo esto como parte de un manejo en el que asomaba con fuerza “la amoralidad y corrupción” de la burocracia internacional, como escribió en el 2009 el presidente Correa. En un proceso en el que, con frecuencia, esta burocracia recibía el respaldo entusiasta por parte de los analistas y políticos criollos, muchos de ellos más fondomonetaristas que el propio Fondo Monetario Internacional.

Las líneas generales del Fondo son conocidas: desaliento de la intervención del Estado en forma de subsidios a la industria nacional y a la agricultura; libre comercio; restricción de créditos, congelación de salarios y otras medidas de austeridad; presupuesto equilibrado en línea con la concepción monetarista y fiscal acerca de la inflación; desaliento de las nacionalizaciones y creación de un clima propicio a la libre empresa; devaluación monetaria y tipo de cambio único y libre… Por esta senda comenzaron a transitar los países de la región. Incluido el Ecuador.

A esto se le denominó “neoliberalismo”. Se apostó por el libre comercio, que nunca ha sido libre y que tampoco se circunscribe a los temas comerciales únicamente, como acabamos de ver con la finalización de las negociaciones del TLC con la Unión Europea. Este esquema provocó una suerte de situación perversa, al dejar libres a los lobos dentro del gallinero. Es decir, permitiendo actuar al capital transnacional en todas sus formas (casi) libremente en las economías de los países subdesarrollados.

Por todas esas razones, apenas sintetizadas en estas líneas, sorprende, por decir lo menos, que el Gobierno de las propuestas y políticas “altivas y soberanas” haya retornado al redil de estos organismos de crédito sin un claro beneficio de inventario. Esperar que estos organismos hayan archivado su ideario de trabajo en función del capital transnacional o creer que se volvieron verdeflex, por efecto de la millonaria propaganda gubernamental en el exterior, sería no una ingenuidad, sino una torpeza. Igual que ingenuo resulta esperar que por la vía del “capitalismo social” o “capitalismo popular” se puede superar el capitalismo…
Cabe aquí preguntarse sobre lo que podría esconder el informe completo del FMI, que el Gobierno no lo ha dado a conocer. No olvidemos que parte de la política económica del Gobierno está reglamentada a través del nuevo Código Monetario y Financiero que prevé –al menos implícitamente– una posible salida a la dolarización. No es gratuito que coincidan los tiempos de finalización de la negociación de TLC con la UE, la vuelta a los préstamos del FMI y la reglamentación aprobada entre gallos y medianoche del Código Monetario.

Tanto pragmatismo gubernamental se entiende por varias razones. Las principales pueden ser el afán de conseguir ingresos en medio de crecientes problemas económicos, que podrían poner en riesgo el poder del caudillo del siglo XXI. Y también, por cierto, porque es necesario ir “sincerando” el manejo económico a tono con las demandas que implica la modernización del capitalismo, que es lo que propugna la ahora mal llamada revolución ciudadana. Sea como fuere, lo cierto es que las agujas del reloj que partieron desde la izquierda, ya tomaron hace rato el camino inexorable a la derecha.

Notas:
9 Alberto Acosta (1994). La deuda eterna – Una historia de la deuda externa ecuatoriana, cuarta edición. Quito: LIBRESA.
10 Basta ver los reiterados pronunciamientos del Presidente Correa, en su libro Ecuador:De Banana Republic a la No República, Debate, Bogotá, 2009.