Discutir la Multitud

La democracia llama a la puerta



Al día siguiente de las detenciones por desplegar una pancarta llamando al 25-S en el marco de la manifestación del pasado 15-S, escribí un artículo que se titulaba, Le tienen miedo a la democracia. Esta pasada noche viendo el trato discursivo, el dispositivo y las cargas policiales, queda claro que le tienen pavor a una forma de entender la convivencia pensada para las personas y no en beneficio del 1%. Queda claro que el rebelde como decía Thomas Hobbes, es aquel que rechaza la obediencia del soberano y deja de ser tratado como súbdito para convertirse en enemigo. Ese ha sido el trato dado a la multitud congregada alrededor del Congreso: como enemigos. Ya lo dijo aquel mando policial valenciano dirigiéndose a los estudiantes que pasaban frío en clase, y que ahora ha sido premiado con el ascenso a la máxima categoría policial, comisario principal.
No ha sido un error, a nadie se le ha ido la cabeza, incluso eran plenamente conscientes de la amplificación mediática que suponía las actuaciones por parte de Delegación del Gobierno y la señora Cifuentes. Conocen bien las consecuencias sociales que conlleva ese cambio de mentalidad que quieren imponer. Han optado por hacerlo explícito, por provocar, tergiversar y criminalizar sin sonrojarse, sabedores de la imposibilidad de convencer, apelan directamente al puño de hierro. Estas semanas de criminalización y acoso a todo lo que rodeaba a la convocatoria del 25-S y la brutal represión, busca proyectar un doble mensaje, uno positivo a los de arriba y otro  negativo a los de abajo. A los primeros, a los especuladores que trafican en las bolsas con la vida de la gente, se les asegura que España es un espacio liso para su rentabilidad. Parecen decirles, “no se preocupen ustedes que vamos a llevar a cabo todas los recortes y cambios que sean necesarios para asegurar la viabilidad de su beneficio”. A los segundos, nosotras y nosotros, el 99% restante, nos alertan de las consecuencias que implica poner trabas al curso natural del expolio colectivo.
No sólo le están pegando a la gente que lo sufre en carnes –alguno de carácter muy grave-, ni le están cacheando al que se reúne en una asamblea del Retiro, en realidad, le están hablando también a cualquiera que desde su casa, barrio, o trabajo, se esté planteando salir a la calle. La apuesta de nuestra lumpen-oligarquía puede resumirse de la siguiente manera: El régimen de la cleptocracia, donde todo funciona con el objetivo de traspasar la riqueza de muchos para beneficio de pocos, es difícilmente hacerlo pasar por legítimo. Contando con ello, la estrategia a desarrollar pasa por conseguir que el miedo y el terror, acaben convenciendo más que la dignidad, la respuesta por la degradación vital y la búsqueda de justicia social.
Ante este panorama y el desarrollo futuro de los acontecimientos a lo largo de las próximas semanas, meses y años ¿qué hacer? Complicada pregunta para un realidad tan compleja donde no existe una voz cantante, sino múltiples. Esto, lejos de ser una debilidad se convierte en una fortaleza cuando la pluralidad y la diferencia se coordinan formando un único cuerpo. La democracia es la brújula que guía a la multitud, lo mismo da que se llame 15-M, 25-S, o cualquier otra forma de nombrarlo, eso es lo de menos. Si el pacto social nacido de la transición ha sido abolido oficialmente, aunque ya estaba moribundo desde hace tiempo, es necesario abrir el debate acerca de como podemos establecer otras reglas del juego. Un proceso constituyente puede convertirse en una posibilidad en el caso de que la multitud sea capaz de pujar con suficiente fuerza, como para lograr una nueva distribución de la riqueza, la política y el territorio.
Una candidatura nacida desde el movimiento y su autonomía, que responda y se deba a la población desobediente y no al revés, puede ser una herramienta válida –aunque nunca la única-, para ayudar a transitar el camino contrario al que nos están condenando. Una coordinación de los distintos colectivos y posturas que estén por la labor, donde se consiga dar origen a algo más grande y diferente que la simple suma de sus partes. En lugar de traspasar lo público para fines privados, utilizar lo público para trasladarlo a fines comunes, caminando hacia la república del 99%. Por supuesto que la coyuntura excede el marco estatal y se hace urgente una alianza europea destituyente en aras de una Europa pensada para las personas, y no tanto en renegar de la idea de Europa como tal. Anoche la democracia en las calles de Madrid llamó a la puerta, pero la nuestra es una carrera de fondo donde es necesario que tengamos suficiente virtud, a la espera de que la fortuna nos sonría en Europa.