Gruner no se manduca el caramelito
Durante el
domingo 9 de octubre, nuevo cumple del asesinato del Che, sale publicada esta
entrevista que Tomas Forster hace al profesor Eduardo Grunner, autor del
monumental e imprescindible La oscuridad y las luces (2010),
premio nacional de ensayo. Como es ya costumbre, hemos decidido participar de
algunos tramos esencial de esta conversación, sobre todo porque nos encantan
los Intelectuales que hacen Política hablando de la Coyuntura!
–Personalmente, estoy
muy contento con los resultados porque han contribuido a clarificar la
situación. Ahora sabemos que la llamada oposición no sirve para nada (Eso es verdad). La oposición es absolutamente
anacrónica y demostró que ni siquiera puede representar los intereses de los
sectores más conservadores. Los sectores dominantes del poder económico
parecen haber hecho bien las cuentas y comprendieron que es absurdo pensar, más allá de los tironeos y conflictos
que van a seguir, que
este gobierno pretende perjudicar sus ganancias (Gran Verdad…).
Las cosas hay que juzgarlas en esos términos, sabiendo qué límites y
posibilidades tenés frente a la coyuntura. Incluso el llamado “campo”
terminó admitiendo que tan mal no le fue y que hicieron buenos negocios (Tampoco le fue mal en
la batalla política contra una parte del gobierno, no?. En todo caso, una parte
de la dirección del campo quedo fuera del acuerdo que el gobierno le planteó a
la clase como tal).
Uno puede calificarlos de oportunistas, pero esto supondría pensar que alguna
vez tuvieron principios (risas).
–¿Considera que el
relato moralizante y reducido a una denuncia de la corrupción en abstracto, que
en algún momento enunció Carrió, es retomado por Binner cuando suele criticar
formas pero no contenidos?
–Sí, me parece que viene
a ocupar esa superestructura moralizante que, en algún momento, tuvo el
radicalismo, y en los ’90 la Alianza y luego “Lilita” Carrió. Esto es antiguo
porque la socialdemocracia en todas partes tiene ese discurso mientras aplica
los ajustes a la mejor forma neoliberal.
–¿Por qué motivos decidió apoyar la fórmula del FIT que encabezan Jorge Altamira y Christian Castillo?
–La decisión estuvo
motivada, en primer lugar, porque se conformó un frente. Hace mucho tiempo que
varios veníamos reclamando e ironizando contra la impotencia de las izquierdas
radicales y anticapitalistas en pos de conformar un frente. En buena medida
dicho frente se realizó por una necesidad coyuntural que fue la de superar el
piso para presentarse a las elecciones (noble ocasión, sin dudas). Pero también la conformación
de un frente entre tres partidos y algunas agrupaciones menores que son muchas,
no es lo mismo que una mera suma aritmética entre ellas, sino que
necesariamente produce novedades incluso más allá de la voluntad de sus
componentes. Creo que puede trascender a las elecciones y esa es la apuesta que
estamos haciendo los que desde afuera nos plantamos en la asamblea como
compañeros críticos o como acuñé yo: apoyo con reserva de crítica (reservas en que moneda, Eduardo).
–¿Qué impresión tuvo de
que Altamira festejara su ingreso a las elecciones de octubre brindando con
“Chiche” Gelblung, el jefe de Redacción de la revista Gente durante la dictadura
militar?
–Una cagada, una metida
de pata que hay que poner en su justa medida… (Ya
empezamos con la autocomplacencia… hay estos intelectuales Criticos…)
–¿No le llama la
atención que los grandes medios, como punta de lanza de la derecha, se hayan
mostrado tan despreocupados e, incluso, alimenten a la lista del FIT?
–No exageremos. Por
supuesto que los grandes medios van a tratar de llevar para su molino todo lo
que sirva contra el gobierno. Pero esto cambió después de las primarias como un
reflejo de sus resultados (Esto es cierto. Se ha notado
cierta preocupación en los grandes medios por el crecimiento de la izquierda.
Luego salieron los afiches del Chipi Castillo en Ed. Planeta y, finalmente, la
polémica entre la Presidenta y Altamira sobre el peronismo como “bonapartismo”
que estuvo a punto de involucrar a Sarkozi…). Pero si los medios tomaron eso fue porque algo pasó antes. Hubo un
enorme trabajo de militancia con una lógica que va por un carril distinto del
de los partidos convencionales (Otra gran verdad. La
militancia en el PO se parece más a la de una secta religiosa que a un partido
convencional). Se conformó
un frente y los medios se vieron obligados a tomarlo como un hecho a tener en
cuenta. Ahora, en el fondo es una muestra de menosprecio, es “démosle un poco
de aire a estos marcianos y descolgados de la izquierda. Pero algo que
sí logró la campaña del FIT fue no que se instalara la discusión sobre qué
clase de capitalismo queremos, sino sobre si hay alternativas al sistema
dominante. Esto se agudiza con la explosión de la crisis internacional, donde
los llamados “indignados” dicen, cada vez más, que el problema es el
capitalismo (Y bueno, si en nuestro país
la única fuerza política que propone el fin del capitalismo es el Fit,
deberemos meditar muy seriamente en apoyarlos, no?).
–¿Qué elementos lo
llevaron a virar en su posición desde el lockout patronal de 2008 hasta la
actualidad?
–En su momento, mi
posición frente a la 125 y el conflicto con el campo fue siempre crítica y no
estuve orgánicamente en Carta Abierta (Gran
gesto de Independencia del Intelectual Critico!). Pero consideraba que el riesgo del otro lado era enorme y, equivocado
o no, me posicioné. Ese riesgo desapareció, no existe más la cuestión
del peligro destituyente (Salvo que boquita se vaya a
la B o que se active de nuevo la toma de tierras… cuidado que se viene otra
vez, como cada año, el mes de diciembre…). Entonces, creo que es un buen momento de que se escuche una voz que
esté diciendo algo diferente, que corra al gobierno por izquierda y no
por derecha (Gran
Frase. Si algo no hacen los “intelectuales” K, los de izquierda, digamos, es
correr al gobierno por izquierda!).
Me parece que esto es beneficioso para la democracia argentina y para la
discusión política.
–¿Cómo ve a la
juventud que irrumpió en la militancia en los últimos tiempos?
–La juventud siempre
tiene demandas propias. Hay un cambio cuantitativo, hay muchos sectores
juveniles nuevos militando. Pero en los años del menemismo hubo muchos jóvenes
resistiendo.
Se olvida y se instala muy fácilmente que todo empezó en 2003. Pero si hubo un punto de
inflexión ese fue el año 2001 (Ya lo decía su admirado
Benjamin: la disputa de las revoluciones se juega en torno a los almanaques). No soy de los que piensan
que cambió todo de la noche a la mañana en diciembre de 2001 (¿No!?), pero sí es el resultado de
un montón de cosas que pasaron en los ’90.
–En el relato del kirchnerismo, el año 2001 sería el estallido del neoliberalismo, el reciente pasado trágico del que a partir de todo lo hecho en estos años nos encontramos lejos, mientras que para la izquierda radicalizada sería una situación pre revolucionaria que suele ser reivindicada como un “Argentinazo”.
–En el relato del kirchnerismo, el año 2001 sería el estallido del neoliberalismo, el reciente pasado trágico del que a partir de todo lo hecho en estos años nos encontramos lejos, mientras que para la izquierda radicalizada sería una situación pre revolucionaria que suele ser reivindicada como un “Argentinazo”.
–Todo es una cuestión de
perspectivas. Uno puede decir “esto es lo que hay, es lo mejor que pudo pasar
frente a la alternativa de un retorno al menemismo”. Pero también hagámonos
cargo de que fue el resultado de una derrota parcial como la de 2001. La
derrota del “Que se vayan todos”. Retrospectivamente, uno podía decir que
esa consigna que tuvo elementos moralistas tenía serios límites. Todo apuntó al
síntoma, los políticos, no a la estructura de la enfermedad, los poderes
económicos y financieros, las multinacionales. Se recompuso el sistema
político y el kirchnerismo fue el que más astutamente pudo construir sobre esa
base (Hay,
Eduardo, si te escuchase el bueno de Laclau…).
–Dentro del arco en
el que se apoya al kirchnerismo, hay sectores que vienen de una tradición de
izquierdas y que entienden al actual proyecto político como un punto de partida
que recuperó horizontes de igualdad y de justicia social. ¿Se puede ser
kirchnerista y de izquierda a la vez?
–En un sentido muy
estricto, la palabra izquierda define una posición anticapitalista. Cuando se
pregunta si hay algo a la izquierda del kirchnerismo, yo respondo que sí, que
hay un montón y que mucho de lo que hay a la izquierda se encuentra
adentro del propio kirchnerismo (así
es). Hay
sectores obreros, territoriales, barriales que están en batallas muy fuertes
reconociéndose como kirchneristas, y que imponen situaciones desde adentro.
Batallas que no estoy muy seguro que sean del agrado del gobierno (buena lección del profesor
Grunner sobre el modo en que se aplica de modo creativo la tesis-de-siempre:
hay que convencer a las masas combativas de que “nosotros” somos su verdadera
conducción. Digo, combativos pero un poco nabos. Ahora: si son nabos para
identificar a su conducción: como demostraremos que somos su “verdadera”
conducción?).
–¿No cree que el
gobierno, con las medidas inclusivas que implementó, habilitó las condiciones
sociales, económicas y políticas para que surjan estas demandas?
–Desde 1945 buena parte de lo que se suele llamar la lucha de clases pasa por adentro del peronismo. John William Cooke decía que la expresión de la lucha de clases en la Argentina es la antinomia peronismo-antiperonismo (en un cierto contexto, con varios matices…). No basta con eso, también el conflicto pasa por adentro. No se puede pensar al peronismo como una totalidad homogénea porque la historia argentina y la propia actualidad demuestran que nunca tuvo esa característica (Palito para Scioli? No “crees” en “lo que viene”, Eduardo?). En la situación mundial, se necesita poner en discusión la posibilidad de una transformación estructural. Las medidas puntuales se inscriben siempre dentro de un proyecto de máxima. Ese proyecto de máxima no lo comparto. Puedo defender las medidas puntuales pero sin olvidarme del proyecto que las enmarca. No puedo desconocer que el entramado o las alianzas de lo que genéricamente se llama kirchnerismo incluyen para ir de atrás para adelante al señor Soria amigo de Priebke, a Barrionuevo en Jujuy, a Insfrán, el responsable político del asesinato de los indígenas qom (y si, dicho así no dan ganas, no?).Cada vez es más evidente que la clase dominante, por oportunismo o por lo que fuere, se alinea detrás del gobierno (SI, EDUARDO, AL FIN ALGUIEN LO DICE EN SERIO!!!!!). Cuando uno dice kirchnerismo: ¿De qué está hablando? ¿De estos personajes o de los honestos luchadores que también se referencian en el kirchnerismo? Es el eterno problema del peronismo. No es una situación en la que se puede pensar estrategias de entrismo en el peronismo como en la década del ’60. Para mí el kirchnerismo no es un punto de partida, sino un punto de llegada.
–¿Qué
significa, desde su punto de vista, la profundización del modelo vigente?
–Profundizar lo que falta
quiere decir más de lo mismo.
Sin duda que se va a estar bien si se puede crear más empleo o repartir más
Asignaciones Universales. Pero, ¡mirá la pavada reformista que te voy a
mencionar! ¿Dónde está la modificación de la Carta Orgánica del Banco
Central? Desde
que asumió Marcó del Pont que se viene prometiendo. ¿Dónde está la
reforma impositiva progresiva? Las posibilidades del cambio o la profundización
es cada vez más estrecha en función del contexto de crisis mundial. Se está
empezando a hablar de que se agotan las reservas del Banco Central, de
posibilidades de endeudamiento… y si eso produce aunque sea ciertos ajustes que
hacen aumentar la conflictividad social, ¿cuál va a ser la actitud del
gobierno? Voy a decir una cosa que es dura. Otro de los componentes
frecuentes del discurso oficial se sostiene en el gobierno que no reprime la
protesta social. Pero 16 muertos llevamos en estos ocho años. Por supuesto
que no estoy diciendo que Cristina levantó el teléfono y dio la orden. Pero es
una carga enorme, que sucedió durante este gobierno, y que hay que explicar
cómo Evo Morales tendrá que aclarar lo que sucedió, hace pocos días en la
Amazonía boliviana. Ahora, si yo me atengo a lo que sale en 6,7,8 o en
Radio Nacional acá nunca pasó nada (Gorila!).