El gusto por la polémica


 ¿La discusión esperada? Fuera de sus refugios habituales, se dio esta semana un cruce entre Gustavo Grobocopatel, empresario sojero  con veleidades en el campo del conocimiento aplicado al cultivo de granos, y Mempo Giardinelli, intelectual de vocación moral-progresista oriundo del Chacho.

Tiburones del espacio mediático, el género polémico no es nuevo para ninguno. Hace poco tiempo hubo de suspenderse (por “amenaza de bomba”, según rezaba el anuncio de un diario) una polémica entre “Gustavo” (también llamado “el zar de la soja”), y un fornido intelectual marxista que se presentaba de local en la Facultad de Filosofía y letras.  Grobo era ya muy conocido en los medios. Hace no tanto tiempo se lo podía escuchar departiendo amablemente con su amigo Alejandro Rozitchner en un programa de un desaparecido canal de cable, sobre vitalismo y desprejuicio, en contra de las izquierdas conservadoras de todo pelaje.

Mempo  Giardinelli es un veterano de mil palladas, como aquella célebre que lo enfrentó -hace un par de décadas- con Osvaldo Bayer en torno al derecho de matar al tirano (sugerente antecedente de la querella del “no mataras” que se disparó hace unos pocos años entre intelectuales setenteros a partir de una carta de Oscar del Barco).


¿Qué discuten estos días Gustavo y Mempo, como se llaman entre sí estos viejos amigos de la época del colegio, allá por Carlos Casares?  ? La valoración antagónica de dos asuntos que consideran trascendentales: 1. Lo que llaman el paradigma de la siempre directa, el grano transgénico y el glifosato y; 2. Las cualidades y oportunidad de un estado moderno regulador del desarrollo.

Ecos civilizados de la 125, donde la movilización popular autorganizada fue sustituida por la movilización desde arriba, a partir polaridades bien definidas

La primera intervención de “Gustavo” es magistral. En respuesta a las consideraciones contrarias al modelo sojero de “Mempo”, abre con un Qué alegría poder intercambiar ideas, con respeto, entre personas comprometidas con el interior del país, para pasar a exponer sus razones. Y de lleno revela sus intereses materiales en el asunto, mi interés está vinculado con el placer de la creación y la realización con otros. Encomiable. Ser empresario como vocación de querer compartir, realizar y crear. El problema del “modelo sojero” no radica por tanto en supuestos “intereses” oscuros del empresariado –como cree “Mempo”-. Hay que buscar por otro lado: : Todo lo que ves y te preocupa es sin duda una realidad que se debe no sólo al oportunismo de algunos pocos, sino a la falta de un Estado de calidad, responsable y respondible. Ergo: el problema de la 125 no fue la “oligarquía”, sino la falta radical de instituciones capaces de regular el desarrollo. ¿Qué es lo que ha ocurrido en el campo estos años, acontecimiento que el gobierno no supo ver?: La nueva agricultura, con campesinos transformados en emprendedores, en proveedores de servicios, con hijos en las universidades o escuelas técnicas, con condiciones de trabajo calificadas, creo que es lo mejor para toda la sociedad. Esta “revolución en el campo” no es perniciosa, sino auspiciosa, dice “Gustavo”: creo que los beneficios de la agricultura están distribuidos en la sociedad. La Argentina este año crecerá el 7 u 8 por ciento, de eso el 3 por ciento se debe a la soja. Y hay otros sectores vinculados: la industria automotriz, petroquímica, química, electrónica, metalmecánica, etcétera. No hubiesen sido posibles las Asignaciones por Hijo, los aumentos a jubilados, sin el aporte del campo. No es lo único, por favor; pero debemos reconocer y agradecer el aporte. Aunque sea sólo para que haya entusiasmo y seguir aportando. Es decir que los logros del gobierno que Mempo defiende en las pantallas de la tv pública deben más de lo que quisieran a la salud de esta nueva clase empresarial incomprendida.

¿Qué responde “Mempo”? Que el glifosato contamina, que el campo se desertifica, que la semilla transgénica es perjudicial en varios aspectos, que la tierra se concentra, que los trabajadores del campo están desprotegidos, y que la soja implica desocupación; que, además, hay una dimensión ideológica que no hay que subestimar en la disputa abierta a partir de la 125, que esa disputa se traslada al rechazo de los empresarios del campo a toda regulación estatal seria, y en un odio irracional a los K. Y remata: con un tu modelo productivo puede no convencerme yo valoro tu perfil de empresario y me encantaría que la Argentina tuviera muchos más como vos.

Ni una palabra, al momento, de la lucha por la tierra de varios movimientos campesino, del desplazamiento de la frontera sojera, de la necesidad de contar con un sistema de reapropiación de ganancias y de planificación de una soberanía alimenticia, ninguna pregunta sobre como democratizar la sociedad de conocimiento (con sus sistema de patentes, etc).

Esperando ver como sigue la discusión no podemos sino preguntarnos qué están discutiendo Mempo y Gustavo sino la articulación entre modelo sojero y estado, que la 125 aplazó?
Gloria Ivanna Choa